Written by 17:06 Personajes, Población Las Viudas

El sereno que vigilaba a la Población

No podíamos recibir visitas o a la familia, sólo damas, y había que pedirle permiso para todo.

“Cuando llegamos a la población, la Gobernación Provincial mandó un cuidador a vigilarnos porque no podíamos recibir visitas o a la familia, sólo damas, y había que pedirle permiso para todo. Esto duró unos 25 años. Luego le dimos ‘la guerra’, rechazándolo, porque no podía meterse entre nosotras y ocupar gratis una casa, además de hacernos ¡la vida imposible!”.

Este Sereno permanecía atento a la entrada de extraños a las casas y hacía respetar la condición de viudez de sus dueñas, mujeres y menores solos. Pero, también se prestó para anécdotas.

“Tanto esfuerzo que costó esto, destino cruel pero historia linda, hemos vivido penas y alegrías juntas. Nadie nos imagina como leonas defendiendo nuestros derechos! Al comienzo llegó mucha ayuda, incluso del extranjero, pero a nosotras personalmente nada, todo se acumuló para construir estas casas. La Fundación fue idea del gobierno para favorecernos. Recuerda momentos difíciles? Hubo épocas estrechas porque la vida fue más cara en Rancagua. De la pensión, que casi no subía, pagamos gastos comunes, luz, agua y combustible (leña o carbón). Y se hizo duro del momento que faltó el dueño de casa, ser papá y mamá, pero salimos adelante”.

Entrevista a Olga Ruz, Rancagua 4 de abril de 1997. Fragmento Libro “El Teniente Los Hombres del Mineral” 1945 – 1995 tomo II, María Celia Baros Mansilla, página 316

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