Written by 14:04 La Tragedia

Desalojo y casa prometida

Transcurrido un mes del accidente una decena de esposas dejó voluntariamente Sewell.
En noviembre de 1945, el senador Salvador Ocampo protestó en el Congreso Nacional por la actitud insolente e injusta de la Braden Copper
"Esta Compañía, que parece desenvolverse en Chile como en país conquistado, resolvió desalojar a familias de los obreros que perecieron, antes de construir la población en proyecto. Cómo se atreve a proporcionar al país tal vergüenza. Y la llamo así, porque no puede ser calificada de otra manera. Si la Braden hubiese planteado ante los trabajadores, el Intendente o el propio Gobierno, la posibilidad de desalojar a esas familias porque tienen adónde irse, podría permitirse la medida; pero, en lugar de eso amenaza diariamente a esa gente que no tiene dónde vivir".

Fragmento Libro “El Teniente Los Hombres del Mineral” 1945 – 1995 tomo II, María Celia Baros Mansilla, página N°304. Sesión 12° Extraordinaria 27/11/1945

Lo cierto es que a falta del marido y apenas transcurrido un mes del accidente, una decena de esposas dejó voluntariamente Sewell. Olga Ruz cuenta qué pasó:

“Al comienzo, muchas partieron con sus familias que las ayudaron, porque no soportaban vivir allí. Ya las que permanecimos, el Sindicato nos consiguió mantener la casa en las condiciones previas. No pagamos arriendo, ahorrábamos luz, agua, combustible y recibimos leña. La empresa prolongó la atención médica y la escuela para los niños. En espera de la pensión legal, Braden Copper nos fijó un sueldo semanal de 80 pesos” …

“Sólo nos opusimos a una situación. De repente, la visitadora social aviso casa por casa que nos teníamos que ir, pues necesitaban gente de trabajo y no viudas. Entonces ¿Qué hacíamos, si no teníamos donde vivir? nos sublevamos y organizamos. ¡Nos vamos cuando la empresa entregue la casa prometida! Como había niños que mantener, todas trabajamos tejiendo, lavando o cocinando. Durante el primer tiempo, me dediqué a coser, lavar y planchar en la Población Americana, lo que se presentaba, pero mis cuatro niñas quedaban con mis padres.”

“Luego, para no dejarlas solas, di pensión. Mi hija mayor tenía 9 años; a las 7 de la mañana y a veces nevando, iba con su bolso a buscar pan, ayudaba a servir la mesa y con la ‘choca’. Hasta el final permanecimos en la misma casa donde vivíamos con mi marido. Me mudé en 1949 a la población”.

Fragmento Libro “El Teniente Los Hombres del Mineral” 1945 – 1995 tomo II, María Celia Baros Mansilla, página N°304. Sesión 12° Extraordinaria 27/11/1945

Sin embargo, el apremio de la Asistente Social era cierto. En réplica a una viuda que le pidió audiencia, en octubre de 1945, María Wilson lamentaba no poder cederle la casa, “todas deberán bajar y las que acaten las órdenes en cuanto les avisemos, gozarán de preferente atención en las facilidades y condiciones posteriores”, por lo que la persuasión fue de presencia y por escrito. Resultado de la presión sembrada, 16 viudas partieron de Sewell en diciembre de 1945, otras 11 lo hicieron al año siguiente, 4 en 1947, 2 en 1948 y 2 en 1949.

Fragmento Libro “El Teniente Los Hombres del Mineral” 1945 – 1995 tomo II, María Celia Baros Mansilla, página N°306. C.CH.D.E.T.S.J. N°267

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